El mantenimiento de interruptores de baja tensión es un aspecto importante para garantizar la seguridad y eficiencia de los sistemas eléctricos, especialmente porque en baja tensión comúnmente las magnitudes de las corrientes son altas. Estos interruptores están diseñados para cortar rápidamente el flujo de corriente en caso de fallas, protegiendo tanto el equipo como las instalaciones de descargas deliberadas de energía térmica (explosiones, fuego, quemaduras, estrés de materiales, rompimiento de capacidades de ruptura eléctrica).
Si los interruptores no están cubiertos por un programa periódico de mantenimiento preventivo adecuado, sus componentes internos, como los contactos, cámaras de extinción de arco, mecanismos, resortes y conjunto dieléctrico, pueden desgastarse o dañarse, lo que impide su correcto funcionamiento durante un evento de corriente alta. En estos casos, si el interruptor no corta la corriente de manera eficaz, pueden producirse daños graves en la infraestructura eléctrica e incluso incendios, generando riesgos para las personas y causando pérdidas económicas. Un mantenimiento preventivo y adecuado asegura que los interruptores respondan correctamente a las corrientes altas, protegiendo así tanto la seguridad del sistema como la integridad de los equipos conectados.

1. Garantiza la seguridad eléctrica
El mantenimiento adecuado de interruptores de baja tensión es importante para evitar fallas eléctricas, cortocircuitos o incendios. Un interruptor en mal estado puede ser un riesgo para los operadores y para la infraestructura.
2. Mejora la confiabilidad del sistema eléctrico
Los interruptores de baja tensión deben funcionar de manera confiable para asegurar que la energía fluya sin interrupciones. Un mantenimiento preventivo asegura que los interruptores estén operativos y responden correctamente ante una sobrecarga.
3. Cumple con las normas técnicas y regulatorias
El mantenimiento de los interruptores de baja tensión debe cumplir con lo reglamentado en el RETIE (capitulo 3 título 6 – operación y mantenimiento de instalaciones eléctricas) y normas nacionales e internacionales, como la IEC 60947-2, que regula los interruptores automáticos de baja tensión. Cumplir con estas normas garantiza la conformidad y reduce riesgos legales.
4. Previene costos por reparaciones mayores
El mantenimiento regular permite detectar fallos antes de que se conviertan en problemas graves, lo que ayuda a evitar reparaciones costosas o la necesidad de reemplazar los interruptores por completo.
5. Aumenta la vida útil del equipo
Al realizar mantenimiento preventivo y ajustes periódicos, como la limpieza de contactos, los interruptores de baja tensión pueden funcionar de manera eficiente durante más tiempo.

6. Realiza pruebas periódicas de funcionamiento
Las pruebas periódicas (como la verificación de la capacidad de disparo y la medición de la resistencia de contacto) son esenciales para asegurar que los interruptores están operando dentro de los parámetros esperados. Estas pruebas ayudan a identificar cualquier irregularidad antes de que se convierta en una falla.
7. Verifica los ajustes de corriente de disparo
Los interruptores tienen ajustes de corriente de disparo que deben ser verificados regularmente para garantizar que no sean demasiado bajos o altos, lo que podría causar disparos innecesarios o no disparar en caso de un corto.
8. Asegura la integridad de los componentes
Inspeccionar las partes mecánicas y eléctricas, como los contactos, resortes y el sistema de disparo, permite asegurar que no se desgasten prematuramente, lo que podría afectar el rendimiento del interruptor.
9. Optimiza la eficiencia operativa
Un interruptor de baja tensión bien mantenido contribuye a una operación más eficiente de los sistemas eléctricos. Un fallo inesperado puede ocasionar tiempos de inactividad costosos.
10. Facilita la planificación de mantenimiento
Con un programa de mantenimiento regular, se pueden prever y planificar los períodos de inactividad, lo que facilita la gestión de recursos y la programación de tareas sin afectar la producción o el funcionamiento normal de las instalaciones.